Autor: Calzetta, Elsa
Editor: EDIUNS (Editorial de la Universidad Nacional del Sur)
Lugar: Bahía Blanca
Fecha: 2005
Extensión: 208 páginas
Disciplina: Historia
Categoría: Investigación
Recopilador: María Luján Valencia
Resumen: Este libro recopila 39 números editados, entre 1922 y 1925, por el quincenario anarquista Nuestra tribuna, único periódico internacional anarquista escrito y dirigido por mujeres en Necochea, Tandil y Buenos Aires. El mismo comienza haciendo una descripción del itinerario seguido en la búsqueda de las fuentes. Luego traza la historia de Juana Rouco Buela, la madrileña que fundó Nuestra Tribuna y finaliza con un análisis sobre los discursos de las mujeres anarquistas, sus prácticas, imaginarios y representaciones.
Con este libro, la autora pretende reconstruir y hacer visible un testimonio histórico invaluable y poco conocido en la historia argentina.
[Foto: Juana Rouco Buela 1889-1969]
Cuenta Elsa Calzetta que lo que la inspiró en su búsqueda fue "darle a estas mujeres un espacio en nuestra memoria, ser releídas y valoradas". El libro editado por la Universidad Nacional Del Sur en Bahía Blanca contiene todos los números del periódico mencionado (39 en total) en excelente calidad, además un prólogo de su autora, y la biografía de la anarquista Juana Rouco Buela, directora de "Nuestra Tribuna". Una leyenda dentro del anarquismo.
Fue militante destacada y propagandista de la Federación Obrera Regional Argentina (F.O.R.A.) y se destacó por ser una de las fundadoras del primer Centro Femenino Anarquista de la República Argentina. Su actuación en la Huelga de Inquilinos de 1907 le costaría la deportación España en 1908, según lo estipulado por la entonces vigente Ley de Residencia. Una vez en Madrid, su ciudad natal, se relaciona con compañeros y compañeras, como Teresa Claramount por ejemplo. Y en su otro exilio en el Uruguay se relaciona con otra gigante anarquista como lo era Virginia Bolten. Cárceles y persecuciones la siguieron por donde haya ido.
"Juana Rouco, un personaje que por sí solo amerita una novela, eligió Necochea como sede para la publicación del quincenario, luego de una larga gira por el país; allí encontró a un grupo de mujeres comprometidas con la tarea, como en ningún otro punto del país".
"Tal es así que, cuando el comisario Varela, hermano del general responsable del genocidio en la Patagonia, la asedió hasta obligarla a trasladarse a Tandil, y el quincenario comenzó a decaer, ya que nunca logró reunir un grupo de redacción como el inicial", precisó Elsa.
Los antiguos ejemplares de "Nuestra Tribuna" no se podían encontrar en Argentina, estaban perdidos, y a partir de entrevistas a particulares realizadas por la investigadora Elsa Calzetta, se pudo dar con su rastro vía, entre otros, la Federación Libertaria Argentina.
"La Federación me dio la dirección de Poema Cardella, hija de Juana Rouco Buela. Poema me aloja en su casa y me ofrece todo lo que había conservado de su madre. Me dejó husmear en una gran caja con cartas, fotografías, poemas, plumas cucharita, recortes de diarios y un álbum que Juana armó con recortes de publicaciones suyas, en diferentes diarios, que debió conservar por relevarlas entre otras", dijo.
Elsa le preguntó a Poema por Nuestra Tribuna y supo que los diarios que Juana conservó durante toda su vida, habían desaparecido.
"Al morir su madre, los entrega a la FLA, pero allí se perdieron, seguramente durante la última dictadura militar. Inútiles fueron las veces que revolvimos en las cajas que la FLA tenía con el material existente: los diarios están perdidos", señaló.
"Y así fui descubriendo a éstas que debieron afrontar muchísimas dificultades por ser mujer y como si fuera poco, ¡anarquistas!".
Mientras investigaba para el libro "Nuestra Tribuna-Hojita del Sentir Anárquico Femenino", Elsa Calzetta, preocupada por saber qué escribían las mujeres a mediados del siglo XIX, comenzó a cartearse con Carlos García, de la Fundación Anselmo Lorenzo, en Madrid.
El me hizo llegar dos direcciones, la de Sara Berenguer, en Francia, activa luchadora en la Guerra Civil Española (quien me envió un ensayo escrito por ella sobre Juana Rouco y uno de sus libros de poemas) y la de Martha Ackelsberg, investigadora norteamericana (quien me envió uno de sus libros: 'Mujeres Libres, anarquismo y lucha por la emancipación de la mujer', Virus editorial, Barcelona, 1999)".
La primera conclusión de la investigadora bahíense fue que "las mujeres escribían venciendo todas los prejuicios y prohibiciones. Algunas como lo expresan en Nuestra Tribuna, lo hacían con timidez y asombro, descubriéndose en la tarea, capaces; otras con la fuerza de un terremoto, imparables y desafiantes".
Años de búsqueda que culminaron en el Instituto de Historia Social de Amsterdam, fundado por el anarquista Max Nettlau, donde se encontraba, vaya a saber por qué, la colección completa en microfilm.
Otras compañeras libertarias que redactaron artículos en "Nuestra Tribuna" fueron Fidela, María y Terencia, todas provenientes de Gordoncillo, pero que vivieron hasta su muerte en Necochea, Argentina, donde era editado el periódico anarquista femenino. Pero tan a la sombra estaban, que ni siquiera sus familiares, que aún viven en Argentina, conocían a día de hoy sobre su participación en el movimiento libertario. Las recuerdan yendo juntas al cine o reunidas en la cocina hablando de «sus cosas» mientras sus descendientes jugaban en la vereda pero pocos se podían hacer una idea de que ellas pusieron voz en todo el mundo a las ideas anarquistas de la época. A pesar de que hoy en día son poco recordadas, injustamente claro, escribían valientemente contra la sociedad conservadora y patriarcal que les rodeaba, lo hacían sin esconderse bajo pseudónimos, en el quincenario llegaron a colaborar mujeres de otros lugares como EE.UU. y tenía suscriptores en todo el mundo.
Otra de las particularidades que se destacan en la publicación es que además de escribir en contra del Estado, el clero, el capitalismo, el machismo, también lo hacían en contra del feminismo:
“Ni patriotas, ni feministas, ni fascistas. Somos mujeres libres, somos anarquistas”. Nuestra Tribuna (1922-1925)
Contrariamente a los que se dice en muchas publicaciones, e incluso libros (y sobre todo en blogs de internet) los escritos de Juana Rouco Buela y sus compañeras anarquistas no deben incluirse en la literatura feminista: Por qué? simplemente porque el feminismo en esa época era un movimiento que muy poca relación tenía con el anarquismo, el feminismo era más bien un movimiento burgués y casi únicamente sufragista, es decir que luchaba por el voto femenino, por lugares de poder en la política parlamentaria, no por la revolución social tan anhelada por todos los libertarios, ni por la total emancipación de la mujer, ni mucho menos por la abolición del Estado capitalista.
Esto hacía que el feminismo de esos años haya estado más próximo a mujeres de las clases acomodadas más que a las humildes trabajadoras anarquistas, como ellas cuentan:
“Pensamos que el periódico es un arma y la esgrimimos. ¡Ardua tarea! Empuñar la pluma, nosotras que nunca pisamos ni cruzamos el aula de ninguna universidad, y que somos solamente proletarias, hijas del hambre y la miseria”. Nuestra Tribuna (1922-1925)
Esta posición de las redactoras de la publicación no era una rareza dentro del movimiento anarquista, ya que anteriormente, Virginia Bolten desde el periódico "La Voz de la Mujer" y luego en "La Protesta" había escrito desafiantes líneas en contra del movimiento sufragista:
"[Virginia Bolten] Habló de las condiciones tanto económicas como morales que hoy soporta la mujer; recomendó la unión para poder rechazar las imposiciones que se pretenden ejercer sobre ellas; insinuó la instrucción; demostró la necesidad de organizarse para la lucha económica en sociedades de resistencia, por qué, decía la oradora, los oficios a que se dedica la mujer son tan fatigosos como los de los hombres, a pesar de que su trabajo se recompensa con menor jornal. Respecto en lo que han dado en llamar “feminismo”, dijo que ese sistema no es otra cosa que un paliativo, al fin contraproducente y que no conduce a ningún resultado práctico."
(La Protesta Humana, nº 228, 05-09-1903).
De manera que el %90 de los artículos, publicaciones y libros que hoy en día señalan a estas mujeres como si hubiesen sido pertenecientes al movimiento feminista son producto de una profunda ignorancia sobre los ideales que levantaban tan valientes mujeres, así como de malas interpretaciones de historiadores e investigadores siempre ávidos de poner epítetos pintorescos y dividir al movimiento libertario en varias corrientes ideológicas diferentes y separadas entre sí, corrientes que en verdad no existían como tales. Por este motivo entre otros es muy importante estar bien informado antes de andar poniendo rótulos por todos lados.
Y la misma suerte corren compañeras como Emma Goldman, Louise Michel, Lucía Zanchez Saornil, entre muchísimas otras que hoy son tildadas como feministas, por casi todos, incluso por compañeros y compañeras anarquistas que hasta han leído sus escritos, pero no se percataron que ellas en ningún momento se llaman así mismas feministas, sino anarquistas a secas (ni siquiera "anarco-feministas", una terminología que nunca utilizaron, sino que fue inventada por historiadores de posteriores ideologías).
Quiere decir esto que nuestras compañeras de antaño eran machistas, patriarcales y se oponían a la liberación de la mujer? PARA NADA! fueron primero ellas en darle voz a las mujeres oprimidas, incluso antes de que existiese la palabra "feminismo" fueron ellas quienes se animaron a proponer la emancipación total de la mujer, y fueron las primeras en denunciar la doble explotación de la mujer, oprimida tanto por el salario y por el macho, fueron ellas las que postularon muchas de las luchas que hoy en dia se le adjudican casi exclusivamente al feminismo, a pesar de que ellas luchaban enteramente por el anarquismo, es decir, estaban contra toda autoridad, incluida la patriarcal.
Entonces es de suma urgencia rescatar y dar a conocer más las vidas, los pensamientos y las luchas de nuestras compañeras libertarias. No fue en vano que hayan escrito y luchado. Por eso quiero recordarlas, por eso quiero reivindicarlas. Por eso comparto estas paginas de ellas, de nosotros, de todos los seres que sientan la necesidad de sublevarse frente a toda injusticia. No vamos a soportar ningún intento mas por hacer que sus ideas se pierdan en el olvido. No vamos a soportar ningún intento mas de tergiversar sus palabras.
Salud y R.S.!
Fue militante destacada y propagandista de la Federación Obrera Regional Argentina (F.O.R.A.) y se destacó por ser una de las fundadoras del primer Centro Femenino Anarquista de la República Argentina. Su actuación en la Huelga de Inquilinos de 1907 le costaría la deportación España en 1908, según lo estipulado por la entonces vigente Ley de Residencia. Una vez en Madrid, su ciudad natal, se relaciona con compañeros y compañeras, como Teresa Claramount por ejemplo. Y en su otro exilio en el Uruguay se relaciona con otra gigante anarquista como lo era Virginia Bolten. Cárceles y persecuciones la siguieron por donde haya ido.
"Juana Rouco, un personaje que por sí solo amerita una novela, eligió Necochea como sede para la publicación del quincenario, luego de una larga gira por el país; allí encontró a un grupo de mujeres comprometidas con la tarea, como en ningún otro punto del país".
"Tal es así que, cuando el comisario Varela, hermano del general responsable del genocidio en la Patagonia, la asedió hasta obligarla a trasladarse a Tandil, y el quincenario comenzó a decaer, ya que nunca logró reunir un grupo de redacción como el inicial", precisó Elsa.
Los antiguos ejemplares de "Nuestra Tribuna" no se podían encontrar en Argentina, estaban perdidos, y a partir de entrevistas a particulares realizadas por la investigadora Elsa Calzetta, se pudo dar con su rastro vía, entre otros, la Federación Libertaria Argentina.
"La Federación me dio la dirección de Poema Cardella, hija de Juana Rouco Buela. Poema me aloja en su casa y me ofrece todo lo que había conservado de su madre. Me dejó husmear en una gran caja con cartas, fotografías, poemas, plumas cucharita, recortes de diarios y un álbum que Juana armó con recortes de publicaciones suyas, en diferentes diarios, que debió conservar por relevarlas entre otras", dijo.
Elsa le preguntó a Poema por Nuestra Tribuna y supo que los diarios que Juana conservó durante toda su vida, habían desaparecido.
"Al morir su madre, los entrega a la FLA, pero allí se perdieron, seguramente durante la última dictadura militar. Inútiles fueron las veces que revolvimos en las cajas que la FLA tenía con el material existente: los diarios están perdidos", señaló.
"Y así fui descubriendo a éstas que debieron afrontar muchísimas dificultades por ser mujer y como si fuera poco, ¡anarquistas!".
Mientras investigaba para el libro "Nuestra Tribuna-Hojita del Sentir Anárquico Femenino", Elsa Calzetta, preocupada por saber qué escribían las mujeres a mediados del siglo XIX, comenzó a cartearse con Carlos García, de la Fundación Anselmo Lorenzo, en Madrid.
El me hizo llegar dos direcciones, la de Sara Berenguer, en Francia, activa luchadora en la Guerra Civil Española (quien me envió un ensayo escrito por ella sobre Juana Rouco y uno de sus libros de poemas) y la de Martha Ackelsberg, investigadora norteamericana (quien me envió uno de sus libros: 'Mujeres Libres, anarquismo y lucha por la emancipación de la mujer', Virus editorial, Barcelona, 1999)".
La primera conclusión de la investigadora bahíense fue que "las mujeres escribían venciendo todas los prejuicios y prohibiciones. Algunas como lo expresan en Nuestra Tribuna, lo hacían con timidez y asombro, descubriéndose en la tarea, capaces; otras con la fuerza de un terremoto, imparables y desafiantes".
Años de búsqueda que culminaron en el Instituto de Historia Social de Amsterdam, fundado por el anarquista Max Nettlau, donde se encontraba, vaya a saber por qué, la colección completa en microfilm.
Otras compañeras libertarias que redactaron artículos en "Nuestra Tribuna" fueron Fidela, María y Terencia, todas provenientes de Gordoncillo, pero que vivieron hasta su muerte en Necochea, Argentina, donde era editado el periódico anarquista femenino. Pero tan a la sombra estaban, que ni siquiera sus familiares, que aún viven en Argentina, conocían a día de hoy sobre su participación en el movimiento libertario. Las recuerdan yendo juntas al cine o reunidas en la cocina hablando de «sus cosas» mientras sus descendientes jugaban en la vereda pero pocos se podían hacer una idea de que ellas pusieron voz en todo el mundo a las ideas anarquistas de la época. A pesar de que hoy en día son poco recordadas, injustamente claro, escribían valientemente contra la sociedad conservadora y patriarcal que les rodeaba, lo hacían sin esconderse bajo pseudónimos, en el quincenario llegaron a colaborar mujeres de otros lugares como EE.UU. y tenía suscriptores en todo el mundo.
Otra de las particularidades que se destacan en la publicación es que además de escribir en contra del Estado, el clero, el capitalismo, el machismo, también lo hacían en contra del feminismo:
“Ni patriotas, ni feministas, ni fascistas. Somos mujeres libres, somos anarquistas”. Nuestra Tribuna (1922-1925)
Contrariamente a los que se dice en muchas publicaciones, e incluso libros (y sobre todo en blogs de internet) los escritos de Juana Rouco Buela y sus compañeras anarquistas no deben incluirse en la literatura feminista: Por qué? simplemente porque el feminismo en esa época era un movimiento que muy poca relación tenía con el anarquismo, el feminismo era más bien un movimiento burgués y casi únicamente sufragista, es decir que luchaba por el voto femenino, por lugares de poder en la política parlamentaria, no por la revolución social tan anhelada por todos los libertarios, ni por la total emancipación de la mujer, ni mucho menos por la abolición del Estado capitalista.
Esto hacía que el feminismo de esos años haya estado más próximo a mujeres de las clases acomodadas más que a las humildes trabajadoras anarquistas, como ellas cuentan:
“Pensamos que el periódico es un arma y la esgrimimos. ¡Ardua tarea! Empuñar la pluma, nosotras que nunca pisamos ni cruzamos el aula de ninguna universidad, y que somos solamente proletarias, hijas del hambre y la miseria”. Nuestra Tribuna (1922-1925)
Esta posición de las redactoras de la publicación no era una rareza dentro del movimiento anarquista, ya que anteriormente, Virginia Bolten desde el periódico "La Voz de la Mujer" y luego en "La Protesta" había escrito desafiantes líneas en contra del movimiento sufragista:
"[Virginia Bolten] Habló de las condiciones tanto económicas como morales que hoy soporta la mujer; recomendó la unión para poder rechazar las imposiciones que se pretenden ejercer sobre ellas; insinuó la instrucción; demostró la necesidad de organizarse para la lucha económica en sociedades de resistencia, por qué, decía la oradora, los oficios a que se dedica la mujer son tan fatigosos como los de los hombres, a pesar de que su trabajo se recompensa con menor jornal. Respecto en lo que han dado en llamar “feminismo”, dijo que ese sistema no es otra cosa que un paliativo, al fin contraproducente y que no conduce a ningún resultado práctico."
(La Protesta Humana, nº 228, 05-09-1903).
De manera que el %90 de los artículos, publicaciones y libros que hoy en día señalan a estas mujeres como si hubiesen sido pertenecientes al movimiento feminista son producto de una profunda ignorancia sobre los ideales que levantaban tan valientes mujeres, así como de malas interpretaciones de historiadores e investigadores siempre ávidos de poner epítetos pintorescos y dividir al movimiento libertario en varias corrientes ideológicas diferentes y separadas entre sí, corrientes que en verdad no existían como tales. Por este motivo entre otros es muy importante estar bien informado antes de andar poniendo rótulos por todos lados.
Y la misma suerte corren compañeras como Emma Goldman, Louise Michel, Lucía Zanchez Saornil, entre muchísimas otras que hoy son tildadas como feministas, por casi todos, incluso por compañeros y compañeras anarquistas que hasta han leído sus escritos, pero no se percataron que ellas en ningún momento se llaman así mismas feministas, sino anarquistas a secas (ni siquiera "anarco-feministas", una terminología que nunca utilizaron, sino que fue inventada por historiadores de posteriores ideologías).
Quiere decir esto que nuestras compañeras de antaño eran machistas, patriarcales y se oponían a la liberación de la mujer? PARA NADA! fueron primero ellas en darle voz a las mujeres oprimidas, incluso antes de que existiese la palabra "feminismo" fueron ellas quienes se animaron a proponer la emancipación total de la mujer, y fueron las primeras en denunciar la doble explotación de la mujer, oprimida tanto por el salario y por el macho, fueron ellas las que postularon muchas de las luchas que hoy en dia se le adjudican casi exclusivamente al feminismo, a pesar de que ellas luchaban enteramente por el anarquismo, es decir, estaban contra toda autoridad, incluida la patriarcal.
Entonces es de suma urgencia rescatar y dar a conocer más las vidas, los pensamientos y las luchas de nuestras compañeras libertarias. No fue en vano que hayan escrito y luchado. Por eso quiero recordarlas, por eso quiero reivindicarlas. Por eso comparto estas paginas de ellas, de nosotros, de todos los seres que sientan la necesidad de sublevarse frente a toda injusticia. No vamos a soportar ningún intento mas por hacer que sus ideas se pierdan en el olvido. No vamos a soportar ningún intento mas de tergiversar sus palabras.
Salud y R.S.!
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